Field teaching is essential for future soil scientists
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Field teaching is essential for future soil scientists

by Antonio Jordán, University of Seville, Sevilla, Spain

First in English:
Soil Science students from the Higher Technical School of Agronomic Engineering of the University of Seville taking soil samples in a wheat field.
During field work, students sample soil transects and describe the surface characteristics (rock fragments, rock outcrops, lithology, slope, erosion...), and the properties of the horizons (structure, consistency, plasticity, stickiness, mottling, porosity...). Later, they carry out some lab determinations. Finally, they classify and evaluate agricultural capacity, land suitability and pollution risk.
Fieldwork is essential for soil science students for several reasons. Firstly, it provides them with a practical and tangible understanding of the theoretical concepts learned in the classroom. By interacting directly with the soil, students can observe its physical, chemical, and biological properties in a real environment, reinforcing their learning and helping them internalize concepts.
Additionally, fieldwork allows them to develop observation, sampling, and analysis skills, which are fundamental in soil science research and professional practice. They learn to identify different soil types, assess their quality, and collect samples properly for further laboratory analysis.
Fieldwork also fosters critical thinking and problem-solving. Students are confronted with real-life situations where they must make decisions on how to address certain soil-related issues such as erosion, degradation, or contamination, which helps them develop analytical and decision-making skills.
Furthermore, fieldwork offers the opportunity to interact with experts in the field and collaborate with other students, fostering teamwork and knowledge exchange.

Ahora, en español:
Estudiantes de Ciencia del Suelo de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica de la Universidad de Sevilla tomando muestras de suelo en un campo de trigo.
Durante el trabajo de campo, los alumnos muestrean transectos de suelo y realizan la descripción de las características superficiales (fragmentos de roca, afloramientos de roca, litología, pendiente, erosión...), y las propiedades de los horizontes (estructura, consistencia, plasticidad, adhesividad, moteados, porosidad...). Posteriormente realizan algunas determinaciones analíticas en laboratorio y se lleva a cabo una evaluación de la capacidad agrícola, de uso del suelo y riesgo de contaminación.
El trabajo de campo es fundamental para los estudiantes de ciencia del suelo por varias razones. En primer lugar, les proporciona una comprensión práctica y tangible de los conceptos teóricos aprendidos en el aula. Al interactuar directamente con el suelo, los estudiantes pueden observar sus propiedades físicas, químicas y biológicas en un entorno real, lo que refuerza su aprendizaje y les ayuda a internalizar los conceptos.
En segundo lugar, el trabajo de campo les permite desarrollar habilidades de observación, muestreo y análisis, que son fundamentales en la investigación y la práctica profesional en ciencia del suelo. Aprenden a identificar diferentes tipos de suelo, a evaluar su calidad y a recoger muestras de manera adecuada para análisis posteriores en laboratorio.
El trabajo de campo también fomenta el pensamiento crítico y la resolución de problemas. Los estudiantes se enfrentan a situaciones reales donde deben tomar decisiones sobre cómo abordar ciertos problemas relacionados con el suelo, como la erosión, la degradación o la contaminación, lo que les ayuda a desarrollar habilidades analíticas y de toma de decisiones.
Además, el trabajo de campo ofrece la oportunidad de interactuar con expertos en el campo y de colaborar con otros estudiantes, lo que fomenta el trabajo en equipo y el intercambio de conocimientos.